martes, septiembre 28, 2010

El interino


tensa calma en Tancítaro
Foto: Cambio de Michoacán


Paul Alcántar

Lo mataron. Así sin más. Ya forma parte de los veinte alcaldes mexicanos asesinados en los últimos dos años. El profesor de primaria le entró al quite al renunciar el cabildo en pleno del municipio de Tancítaro ante el Congreso local michoacano alegando la falta de garantías mínimas de seguridad para ejercer la función pública y ante ello se creó un consejo técnico ciudadano con un respaldo estatal aparentemente fuerte y se decidió, finalmente, que el también taekwondoin Gustavo Sánchez Cervantes asumiera la presidencia municipal de manera interina a partir de enero de este año.

No ejerció por mucho tiempo y sólo fueron nueve meses los que el joven Gustavo duró en sus funciones en medio de un territorio complejo y hostil; las amenazas en su contra y su administración eran de tal magnitud que el estado de sitio por parte de la policía estatal y del ejército mexicano era permanente. No había mucha maniobra para una operación administrativa y mucho menos política porque el vacío de poder se siente en la comunidad; nadie opina y muchos callan sobre la situación escalofriante que atraviesa Tancítaro porque se conoce cómo se mueve el narco y sus influencias de facto para que el silencio sea parte de lo cotidiano en la zona.

No sé si Gustavo Sánchez se arriesgó o si sabía en lo que se metía. No sé si era conciente sobre las responsabilidades que implicaban su cargo. No sé si confío en su buena estrella para aventarse y sacar adelante a un gobierno que estaba en la desgracia y que no formaba parte de la representación popular. No sé si estaba respaldado por su gente, por el gobernador Leonel Godoy, por el Congreso Local y por el propio Felipe Calderón quien en campaña prometió que a los michoacanos les iba a ir bien, pero muy bien. No lo sé, lo que sí sé es que otro alcalde es asesinado y su crimen quedará impune. Ahora fue el interino, ¿quién sigue?

Sección: Temporada final (al parecer) del Michoacanazo, AMLO y sus rabietas mexiquenses y el Coloso arrumbado.

1.- Ya ni la joden. Julio César Godoy Toscano (hermano del gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel) tomó posesión como diputado federal en San Lázaro a pesar de la orden judicial en su contra. Burló la seguridad y también a la justicia al no enfrentarla al igual que sus colegas partidistas locales quienes, por cierto, están saliendo de prisión gradualmente por falta de pruebas. Inocente hasta que se le demuestre lo contario, de acuerdo pero ¿por qué no enfrentar los cargos sin un fuero? Eso se llama alevosía y mucha ventaja ¿no?

2.- Andrés Manuel López Obrador ahora en el Edomex comenta que si el partido amarillo se va en alianza con el azul para las elecciones locales mejor que ni cuenten con su apoyo, y ¿qué digo apoyo? Mejor que se cambien al AZUL, que se quiten las máscaras y que vayan con los espurios. Confieso que puedo comprender las palabras que el Peje manifiesta pero ¿no sería hacerle un favor a Peña Nieto deshacer las posibles alianzas opositoras? ¿por qué no reaccionó así en Oaxaca? ¿este pragmatismo no entra? O ¿qué quiere pues nuestro AMLO para el Estado de México?

3.- Acabo de leer una nota en El Universal que al Coloso (ese que no se sabe quién y pero que sí costó muchisisisisisisimo dinero) lo tienen en el olvido en unas instalaciones de la SEP al sur de la Ciudad de México. Según Lujambio lo expondrán pero ¿ya para qué tanto mitote? Mejor recíclenlo y a ver qué hacen con el material ya que si hicieron un pecado presupuestal pues ¡para qué hacer uno más grande!

No confundan el amor con las ganas de ir al baño