miércoles, diciembre 03, 2008

Que no se haga costumbre...




Es muy chistoso lo que hago recientemente con las revistas que compro: simplemente no las leo. De repente compro la revista Nexos porque me atrae un artículo de Mauricio Merino sobre un feudalismo y no federalismo y simplemente la aviento sobre mi cama y no le doy siquiera una hojeada. Con dos números de Proceso –el anterior y de esta semana- hice exactamente igual. ¿Por qué será?

Pudieran ser varios factores, sin embargo creo que estoy en una postura donde las posibles explicaciones y análisis en torno a quienes se atreven a gobernarnos y representarnos simplemente giran en torno a lo mismo. Es cierto, vivimos en un feudalismo que muchos ya identificamos porque lo vivimos en carne propia, sólo que el concepto no lo teníamos –o tenemos- y se le nombra de esa manera. Es cierto, la partidocracia y las consecuencias que implica en las decisiones nacionales y la apatía de mis conciudadanos –aquellos que, por cierto, no hemos tampoco señalado más de una ocasión- arma la complicidad perfecta para que sigamos alimentando el sistema de partidos. Es cierto que las piezas se siguen acomodando y que lo simplista de la política siga con la lucha encarnecida por apoderarse de los espacios. Y es cierto, también vienen nuevas generaciones de dinosauritos chiquititos bien peinaditos y arrasan con encuestas capitalinas para ser el puntero de una candidatura jurásica.

Lo mas despreciable remata cuando también es cierto que los muertos resucitan y que la sombra bejaranista se conjuga en un nuevo movimiento en pro de la esperanza y que lo cierto es que la amnesia colectiva embrutece a propios y extraños. También es cierto que las izquierdas no marchan bien en este país pero no nadie es capaz de aglutinarla en pro de lo que mueve el simple idealismo de respeto y equidad de derechos.

Para mí todo es cierto; también lo es cuando ya nuestros textos no inspiran a más por cambiar este país. No lo digo por Nexos, ni mucho menos por Proceso simplemente ahora no salió; que no se haga costumbre. ¡Aguas!

No confundan el amor con las ganas de ir al baño