martes, diciembre 04, 2007

Y me dio envidia...



La lección que Venezuela nos deja es fascinante. Con ello quiero manifestar mi alegría por lo que sucedió en aquel país en donde le pusieron un alto a Chávez quien pensaba consolidar una dictadura eminente e imparable. Por lo menos el deseo del presidente venezolano de legitimar su régimen perpetuo se verá desplazado ante la mirada internacional y eso es buena protección para los millones que votaron por el NO tajante.

Las libertades de las personas se jugaba en aquel referendum, libertades que no debiesen cuestionar por ser esenciales individuales que soportan la democracia de una sociedad. La sociedad venezolana que parecía sin remedio y que al salir a las urnas (ojo, el abstencionismo fue grande) protestaron por no perpetuar el ego de un presidente que perdió el timón nacional denostando la pluralidad social.

Ese sin remedio que RIUS manifestó en la presentación de la historieta "La Bola de la Independencia" del Fisgón en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara este pasado domingo. El mismo día de las votaciones venezolanas.
Para el monero resulta que este país, nuestro por cierto, no tiene salida y estamos perdidos gracias a las decisiones elitistas que deciden el rumbo de tod@s. Para el "monero" México ya no tiene remedio y tal vez nos veremos en el infierno a donde aspira llegar el caricaturista.

El sin remedio que cada día nos carcome y que pasivamente observamos con una resignación clara de que este país no puede ser distinto. Las voces de quienes denuncian e impunemente se ignoran con la complicidad del silencio colectivo; los casos de Lydia Cacho hacia atrás muestran la desesperanza de quienes somos vulnerables y verdugos callados.

Ayer me dio envidia ser venezolano y lo deseé aunque fuera por una noche. Me resisto a pensar que México siga callado.


No confundan el amor con las ganas de ir al baño