viernes, noviembre 23, 2007

Campanas, martirios e hipocresías


¡Jesús del Veracruz!... YA NO HAY TEMOR DE DIOOS
Foto: Notimex


¡Vaya semana que vivimos! Si hacemos la síntesis de lo ocurrido entre el domingo pasado y el día de hoy prácticamente el tema que se ha llevado el desgaste intelectual de much@s analistas fue, sin duda, los desencuentros (¿o chipotazos?) entre Andrés Manuel López Obrador y Norberto Rivera.

Y no me equivoco: el fondo del conflicto va más allá entre si al Cardenal le tiran piedras a su camioneta o si a los lopezobradoristas los tachan de terroristas (sic) o si repican las campanas más de 10 minutos o si sólo era seguir un manual de procedimientos que la Catedral Metropolitana tiene casi con calificación ISO 9000… sabemos que el conflicto AMLO vs. Arquidiócesis de México es de posicionamiento político nacional que al Cardenal le urge recuperar.

En estos dos últimos años a Norberto Rivera le han llovido y en serio. Sólo recordemos las acusaciones de encubrimiento de pederastia que se le acataron desde una corte judicial de Los Ángeles y que ha estado librando con éxito por considerar el juez que no tiene jurisdicción extraterritorial.

Este caso del sacerdote Aguilar (quien sigue prófugo de la justicia) ha debilitado la presencia y la presión de la Iglesia Católica por ocupar espacios en la agenda de las políticas públicas. En estos dos años ha perdido batallas históricas y fuertes frente a reformas legales en congresos locales como la Asamblea Legislativa y el Congreso de Coahuila con aprobaciones que, de paso sea dicho, dan certidumbre jurídica pero, sobre todo, reconocimiento a los derechos humanos reales del respeto a la diversidad sexual.
Otras luchas perdidas como la despenalización del aborto y colocar, pese a quien pese, las pastillas “del día siguiente” en el cuadro básico de medicamentos son claros ejemplos de que el cabildeo eclesial simplemente se redujo, a pesar de las protestas de grupos civiles conservadores mantienen con el aval total de la jerarquía católica.

El Cardenal es un astuto político y lo sabemos. No me sorprende las actitudes y acciones tomadas para ejecutar un claro mensaje a la sociedad mexicana: la Iglesia Católica es perseguida. Lo lamentable no es realmente si cierran Catedral (por cierto un inmueble patrimonio del Estado Mexicano) o si dejan de dar misa; dudo mucho que Cristo se presente sólo a convocatoria de algunos sacerdotes que niegan sus servicios pastorales a su feligresía (y peor si sabemos que la misión sacerdotal es estar en las buenas y en las malas con los creyentes, no olvidemos a los masacrados jesuitas y a un obispo asesinado en la guerra de El Salvador).
No, eso no es lamentable. Lo que sí resulta despreciable es que utilizan ese poder supremo social para cumplir sus caprichos y chantajes dando pie a sus exigencias a partir de un incidente lamentable y reprobable, pero que de fondo aceptamos como la Iglesia mártir y piadosa que no hace otra cosa mas que servir a su gente.

Debemos decirlo: la hipocresía de quienes administran la Arquidiócesis de México resulta por demás desagradable, lo más triste es seguir con su juego olvidando que ellos también deben aclararnos muchas, pero muchas acciones ante la sociedad mexicana.


No confundan el amor con las ganas de ir al baño